domingo, 1 de agosto de 2010

El consumidor del siglo XXI

El comportamiento natural del ser humano ha sido satisfacer sus necesidades a toda costa, condición cosustancial para su sobrivevivencia. Los diferentes momentos históricos de la humanidad han defindo las características de los consumidores, desde el intercambio y comercialización rudimentaria de productos (trueque), hasta las formas más sofisticadas de transacciones que se ejecutan en la actualidad.

La revolución industrial propició el aparecimiento de nuevas formas de comercialización y de consumo, las grandes fábricas que desarrollaron producción masiva de productos se ubicaron en las principales ciudades de los diferentes países donde miles y miles de personas consumían lo que generaban las industrias, convertiéndose así el excedente de producción (oferta) en el determinante de una nueva demanda. 

El ser humano, olvidándose de la escencia de la comercialización inicial de satisfacer sus necesidades, hace de ella un mal hábito de consumo (consumismo), y es en el siglo XX en el que se evidencia esta tendencia, la publicidad y el marketing contribuyen para el auge de este proceso, alentando a las personas optar por esta forma excesiva de consumo.
    
El consumidor actual, del siglo XXI, está íntimamente ligado a los avances tecnológicos que los ha convertido en consumidores sedentarios, capaces de comprar, pagar y recibir los productos y servicios escogidos sin movilizarse fisicamente, con un artefacto tecnológico y de fácil acceso, leáse computador, teléfono celular, agenda electrónica, etc. provocando una actitud más compulsiva hacia el consumo.

La globalización va de la mano con los avances tecnológicos y los tratados comerciales entre países y regiones han permitido conocer a los consumidores nuevos productos, otorgándolos mayores facilidades para adquirirlos, a través del dinero plástico que todo lo compra y es aquí donde se ratifica que el consumismo no ha cesado, más bien se ha incrementado.

Ahora la demanda es la que determina la oferta y es la publidad, que persuade y motiva, la que propicia más demanda. El consumidor es ahora más vulnerable a los mensajes publicitarios que se difunden por diferentes medios, ubicándoles a las redes sociales como un vehículo idóneo e importante para proyectar la promoción de los productos. Los medios masivos de información tradicionales, prensa, radio y televisión se unen a esta cruzada. 

El consumidor del siglo XXI adquiere estatus en la compra de sus productos, desde las clases económicas más bajas hasta las más elevadas, es por eso que se identifica y prefiere articulos de marcas establecidas y reconocidas, creando entre consumidor y producto un vínculo afectivo lo suficientemente grande para provocar fidelidad de marca. El ser humano de este siglo suele ser valorado por lo que consume, existe una relación directa de aceptación social o rechazo en función de lo que se adquiere. "Los consumidores somos lo que compramos".  
   

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